El mejor dinero posible
DOI:
https://doi.org/10.52195/pm.v6i2.292Abstract
Los seres humanos se intercambian libremente productos y servi-cios en el mercado. El uso del dinero sustituyendo al trueque faci-litó la multiplicación de los intercambios. Los productos que flu-yen al mercado son libremente escogidos por los individuos, pero no ocurre lo mismo con la moneda utilizada que viene in-dicada por los gobiernos. Resulta contradictorio que el instru-mento más eficaz para el intercambio voluntario sea impuesto por los gobiernos y no sea resultado del acuerdo voluntario de los individuos, lo que impide que los ciudadanos puedan elegir la moneda más eficaz.
El dinero surgió de forma espontáneo pero no casual. En dife-rentes puntos del planeta y en diversos períodos de tiempo surgie-ron monedas que facilitaban un intercambio de productos y servi-cios mucho más eficaz que con el trueque. Como toda innovación humana fue mejorando a lo largo del tiempo y diferentes bienes desempeñaron la función monetaria. Al final fueron los metales preciosos, especialmente el oro, los que se alzaron como los prefe-ridos para ser utilizados como dinero.
Después surgieron otros bienes que sin apenas valor pasaron a ser utilizados como moneda como el caso del papel o las anota-ciones de cuenta. La existencia de un dinero sin respaldo en bien tangible alguno ha levantado numerosas suspicacias. Se le acha-ca que su aceptación entre los agentes acostumbrados a operar con monedas con respaldo se debió principalmente a la coacción estatal. No entienden otra forma de aceptar bienes sin apenas valor. ¿No podría ser que el dinero fiduciario fuera más eficiente?
Cuando el oro actuaba como dinero su valor estaba compuesto por sus dos usos: el intrínseco del metal y el monetario. Éste úl-timo era fiduciario, es decir, se basaba en la fe de que el oro iba a ser aceptado para el intercambio comercial. Lo que ocurre con el actual dinero fiduciario es que el valor del material es ínfimo y la mayor parte de su valor total descansa en la utilidad que proporcione para facilitar las transacciones entre agentes. El dinero mercancía fue fructífero hasta que pasó a ser proporcio-nado por los gobiernos. No podemos juzgar al dinero sin respaldo material sólo por los ejemplos gestionados por el estado, igual que tampoco lo haríamos con el dinero mercancía. El dinero fi-duciario puede existir sin ningún tipo de respaldo estatal y ser el mejor dinero posible.
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