Una nota sobre la crisis del socialismo
DOI:
https://doi.org/10.52195/pm.v4i1.335Abstract
No hay nada más práctico que una buena teoría. Por eso, me pro-pongo explicar en términos teóricos qué es el socialismo y por qué es un error intelectual, una imposibilidad científica. Mos-traré por qué se desmoronó, por lo menos el socialismo real, y por qué el socialismo que sigue existiendo en forma de inter-vencionismo económico en los países occidentales, es el princi-pal culpable de las tensiones y conflictos que padecemos. Vivi-mos en un mundo esencialmente socialista, a pesar de la caída del Muro de Berlín, y seguimos soportando los efectos que según la teoría son propios de la intervención del Estado sobre la vida social.
Definir el socialismo exige entender previamente el concep-to de «función empresarial». Los teóricos de la economía defi-nen la función empresarial como una capacidad innata del ser humano. No nos estamos refiriendo al empresario típico que saca adelante un negocio. Nos estamos refiriendo a esa innata capacidad que tiene todo ser humano para descubrir, crear, dar-se cuenta de las oportunidades de ganancia que surgen en su entorno y actuar en consecuencia para aprovecharse de las mis-mas. De hecho, etimológicamente, la palabra empresario evoca al descubridor, a quien se da cuenta de algo y lo aprehende. Es la bombilla que se enciende.
La función empresarial es la primera capacidad del ser humano. Es lo que por naturaleza más nos distingue de los animales, esa capacidad de crear y descubrir cosas. En este sentido general, el ser humano, más que homo-sapiens es horno-empresario. ¿Quién es, pues, empresario? Pues la Madre Teresa de Calcuta, por ejem-plo. No estoy hablando sólo de Henri Ford o de Bill Gates, que sin duda alguna son grandes empresarios en el ámbito comercial y económico. Un empresario es toda persona con una visión cre-ativa, revolucionaria. La misión de la Madre Teresa era ayudar a los más necesitados, y buscaba medios para lograrlo de forma creativa y aunando voluntades. Por eso, Teresa de Calcuta fue un ejemplo paradigmático de empresario. Por tanto, entendamos la función empresarial como la más íntima característica de nues-tra naturaleza como seres humanos, que explica el surgimiento de la sociedad como una red complicadísima de interacciones. Son relaciones de intercambio de unos con otros y las entablamos porque de alguna manera nos damos cuenta de que salimos ganando. Y todas ellas están impulsadas por nuestro espíritu empresarial.