Las limitaciones del trueque
DOI:
https://doi.org/10.52195/pm.v3i1.350Abstract
El crecimiento y la extensión de los clubes de trueque fue un fenómeno extraordinario en la Argentina durante la crisis de los años 2001/02, por la magnitud de la actividad que allí se realizaba, por la cantidad de personas que en ellos participa-ron, por los que dependieron de ello para garantizar su sub-sistencia. Surgieron alrededor de 1995 como la iniciativa de unos emprendedores, quienes vieron en esto una forma de des-arrollar un modelo utópico de sociedad, pero tuvieron un cre-cimiento explosivo durante los años de la crisis cuando la pobla-ción argentina vio en ellos una alternativa para subsistir en medio del caos económico generalizado, un muy elevado des-empleo y la profunda caída de los ingresos reales.
Los llamados «clubes de trueque» son organizaciones que establecen «mercados» en distintas localizaciones donde los participantes llevan y ofrecen bienes o servicios personales para la venta y pueden adquirir otros a su vez. Así, una per-sona podía llevar un mueble viejo u ofrecer realizar un corte de pelo y, con ello, poder adquirir bienes necesarios para su sub-sistencia en una situación tan comprometida. En el peor momen-to de la crisis, participaron en estos centros casi dos millones de personas.
No es de extrañar que haya despertado un notable interés para interpretarlo por parte de periodistas, analistas y acadé-micos, sin dejar de contar a los mismos organizadores de la actividad.
Este artículo buscará demostrar que el fenómeno es clara-mente interesante para las ciencias sociales, siendo su caracte-rística más importante no ya la aludida solidaridad social que reclaman sus organizadores y que no resulta diferente a la de otros intercambios en el mercado, sino a la potencial emer-gencia de una nueva moneda.
En primer lugar, es necesario destacar que no se trata estric-tamente de actividades de trueque. Éste, también llamado en economía «intercambio directo», se refiere al intercambio de un bien o servicio por otro bien o servicio. Su carácter primitivo se hace evidente porque se necesita la «doble coincidencia de necesidades». Es decir, si tengo una torta y necesito un cuaderno, tengo que encontrar a alguien que tenga un cuaderno... y quie-ra una torta. ¿Qué pasa si encuentro a alguien que tiene un cuaderno pero necesita un corte de pelo? Pues el intercambio se frustra y es necesario seguir buscando.
References
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