Anarquía, Dios y el Papa Francisco
DOI:
https://doi.org/10.52195/pm.v14i2.81Abstract
Gracias a todos por su asistencia a este acto. De nuevo me produce una gran satisfacción tener la oportunidad de dirigirme a todos los presentes en este X Congreso de Economía Austriaca. Tradicional-mente, mis conferencias versan sobre temas de teoría económica o filosofía liberal. No obstante, el año pasado hice una excepción y desarrollé una pequeña incursión en el ámbito de la política con-creta: creo que la coyuntura de nuestro país entonces así lo justifi-caba. Este año también vamos a hacer una excepción para llevar a cabo una incursión en el ámbito de la Teología.
Hace unos años, la profesora María Blanco me hizo una entre-vista para un libro sobre los economistas españoles más notables y en ella ya incidí en que era muy importante que en el enfoque mul-tidisciplinar de la Escuela Austriaca no olvidáramos la Teología: sin duda alguna son muy importantes la Filosofía, el Derecho, etc., pero la Teología también es un ámbito que no hay que olvidar y debemos desarrollar. Hoy, por tanto, vamos a intentar hacer juntos un pequeño trabajo de investigación sobre la Teología y su relación con el movimiento libertario.
Mis primeras palabras tendrían que ser de agradecimiento para el Papa Francisco, porque el contenido de las siguientes reflexiones ha sido inspirado por él. Concretamente, por sus comentarios sobre los libertarios, que introduce en el Mensaje a los Participantes en la Sesión Plenaria de la Pontificia Comisión de Ciencias Sociales del pasado 28 de abril. O sea que le agradecemos al Papa Francisco que haya dado pie a lo que hoy voy a decir.
También me gustaría indicarles que yo preparé esta conferencia a la sombra de un pino, a las orillas del mar Mediterráneo, en mi casa de Mallorca, el pasado sábado 13 de mayo de 2017: exacta-mente 100 años después de la aparición de la Virgen de Fátima a los tres pastorcillos portugueses, Francisco, Jacinta y Lucía. Por cierto, el mensaje más importante de la Virgen de Fátima era que una gran desgracia iba a llegar al mundo con la Revolución comu-nista en Rusia, de modo que había que rezar mucho por Rusia: parece que los rezos tuvieron su efecto y después de más de 70 años cayó el Muro y desapareció el comunismo real. Aunque hay que decir que, en lo que a comunismo y marxismo cultural se refiere, todavía impera por doquier; incluso en amplios ámbitos de la Iglesia Católica. Por todo ello, déjenme dedicar la intervención de hoy a la Virgen de Fátima.